No hay indicios de que nada vaya a cambiar, de que quizá algo bueno suceda, de que se acaben las olas que ahogan mis esperanzas.
Que enterradas las ilusiones gritan profundas en el agujero del olvido, dónde ansían una vez más ser rescatadas, pues las fuerzas que les quedan acaban por ser pisoteadas, y una vez más vuelven a hundirse.
Húndete todo lo que necesites. A mí no me va a molestar ir a buscarte allá abajo.
ResponderEliminar