Incapaz de sentir, pero añorando el amor. Aquí se encuentran los restos de lo que una vez fue un cuerpo, trocitos de alma fragmentada.
Tiembla con cada brisa, vibra con el frio, llora con las escenas de amor.
Con alas marchistas, incapaz de echar a volar, coja y a la vez deambulante; espera la última razón que le haga alejarse de esta vida, pues ya perdió la esperanza de dar con la que le ate a la tierra.
Vive por vivir, sin saber qué decidir, flota en el aire de la realidad dejándose mecer por el miedo colindante.
Ahogada en los defectos, comiendo de los pecados, sin dejar huella pero aromatizando las calles que deja a su paso, con un olor frio, amargo, húmedo, continua respirando.
25 de enero de 2011
18 de enero de 2011
Forbidden
Dime que todo esto es un sueño, que realmente nada está pasando.
Dime que esto es fruto de mi imaginación, del insomnio y del subconsciente.
¿De dónde ha salido esa necesidad de huir de todo?
¿Por qué soy incapaz de enfrentarme al más mínimo obstáculo?
Vivo con los ojos vendados y camino a tirones.
Me muevo sin avanzar, en círculos, pero con el paisaje cambiando, con las estaciones pasando, con los días terminando…
Sucumbiendo a los pecados, chirriando por la envidia, sacando soberbia de donde no la hay y convirtiendo la frustración en ira.
Pero sin un motivo.
6 de enero de 2011
Rutina
Dame tiempo para no volver, para poder mirar todo esto desde la lejanía. Observar desde lo alto lo pequeñas que son las calles de esta ciudad y cómo las diminutas hormigas que somos nos congregamos en los mismos lugares, a las mismas horas, los mismos días…
Y sin salir de esta rutina, poder predecir sin lugar a dudas a qué hora sonarán las campanas que rigen nuestras pautas. Sabiendo que nada cambiará y que viviremos sumidos en el color gris de los días.
Pero son nuestras propias miradas las que perturban la realidad, que solo es una niebla la que atrapa el tiempo y no somos capaces de atravesarla.
Y sin salir de esta rutina, poder predecir sin lugar a dudas a qué hora sonarán las campanas que rigen nuestras pautas. Sabiendo que nada cambiará y que viviremos sumidos en el color gris de los días.
Pero son nuestras propias miradas las que perturban la realidad, que solo es una niebla la que atrapa el tiempo y no somos capaces de atravesarla.
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