Ya se cual es el problema: mi habitación es un santuario de dolor, y mi cama el trono de la desesperación.
Mis miedos empiezan aquí todas las mañanas, y descansan en estado de duermevela por las noches. Me acompañan a donde quiera que vaya cuando cruzo esta puerta, pero pronto regresan por si solos para esperarme aquí con energía.
Poseen mi mente con solo tocar el picaporte, y adentran en mí con la primera brisa que trae mi olor. Están escritos en cada rincón de esta pared, y han dejado sus huellas en todo aquel lugar que he tocado. Se visten conmigo cada día, pero no marchan cuando me desnudo.
Llenan cada molécula de polvo para meterse a través de mis pulmones, y destruirme por dentro.
Es como decir que todos los malos sentimientos se han envasado en este lugar, como pensar que se alimentan de mi cuerpo cuando llego. Parece que a la vez que aclaman mis entrañas están deseando que huya, que no vuelva, que deje este lugar para siempre…
Igual es la única solución
No hay comentarios:
Publicar un comentario