5 de mayo de 2010

Ilusión



Quizá la impaciencia solo sirva para que tus nervios ardan.
Que la incertidumbre no valga más que para quemar tus entrañas.
El reloj solo es el veneno que corre por tus venas, y las lagrimas la lluvia acida que surge al evaporarse la esperanza.
Cuando se idealiza un momento, la ilusión se hace protagonista envolviendo cada instante en el que pestañeas, absorbiendo el oxigeno que inhalas y congelando el aire que suspiras. Torna tus visiones en brisas de color púrpura dejándote un sabor dulce que te empaña la mirada. Sintetiza el ruido que te rodea convirtiéndolo en el ulular del viento que roza las ramas al llegar la noche y suaviza hasta el más áspero tacto haciéndote erizar el vello casi sintiendo el terciopelo en cada rasguño.
La ilusión transforma la realidad y la esperanza tergiversa la percepción haciendo que no puedas fiarte siquiera de tus sentidos, penetrando hasta la razón para desubicarla.

1 comentario:

  1. Hm... Por alguna razón este párrafo me ha puesto los pelos de punta. Me daría igual sufrir si la narradora omnisciente de mi vida fueras tú; estas frases destilan belleza. ¡Soñemos despiertos!

    PD: Como dudo que alguien lea mi comentario, aprovecho: Me ha encantado esta entrada, de verdad, no quiero que pienses que te hago la pelota. Gatet estaría orgulloso.

    PD2: Ahí va una dedicatoria

    Quizá el dolor solo sirva para destruir todos y cada uno de los elementos que te permiten levantarte por las mañanas y afrontar que el sol ha vuelto a salir para regalarte otras 24 horas de vida.

    Quizá la felicidad solo sea el reflejo de una sonrisa, efímera como la ondulación del agua al caer en ella una hoja caduca. Quizá no sea más que el concepto de algo intangible e inalcanzable por completo.

    De todos modos, esos dos elementos que se odian y que hacen el amor con furia y se apuñalan constantemente son los que forman nuestra vida.

    Te invito a que entres en mi mundo de locura, al lugar en que un sentimiento te exige escapar y te pide a gritos que uses la pluma para manchar con su sangre el papel, a darle forma aunque sea a su cadáver... Te abriré las puertas.

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